miércoles, 29 de mayo de 2019

14.- Sócrates



Hola amigos, como quedamos trataremos de ir publicando cada semana, esperamos les gusten nuestras aventuras. Si lo notan varias de las fotos son de nosotros. Si ya nos conocen seguro se dieron cuenta. Muchas gracias








Fabi llevaba una coleta simple y apenas algo de maquillaje al levantarse en la mañana. Aún así era todo un espectáculo digno de verse.
A pesar de haber superado los cuarenta no se le notaban los estragos del tiempo, ni en el rostro ni en el cuerpo. Era una fan del fitness y entrenaba su cuerpo diariamente durante dos horas. Con aquel ritmo de actividad física era difícil encontrar en su cuerpo un gramo de grasa, su trasero era redondo y firme como de granito y con la textura del terciopelo, sus muslos redondeados y con la firmeza del mármol, sus piernas pequeñas y suaves, su vientre plano como una tabla y en su curvada cadera se derrapaba el deseo.

El llevar una dieta equilibrada, y beber mucha agua le permitía tener la piel tersa y suave como la seda. Pero las curvas que más hacían enloquecer a los hombres de cualquier edad que se cruzaban con ella eran sus magníficos senos, que además de naturales eran grandes y turgentes, esféricos y erectos a pesar de ser enormes, destacando en su figura como dos volcanes en una cordillera.

Alex, el cual es un buen mozo de cuarenta y seis años; de cuerpo atlético, que mantiene corriendo ocho kilómetros diarios y con ejercicios de piso aprendidos de joven cuando practicó gimnasia olímpica.

Parecían una pareja normal pero no lo eran, compartían un secreto. Ella tenía sexo con cualquier hombre que tuviera a disposición y a Alex le encantaba la idea de que ella lo hiciera, siempre y cuando le relatara con detalles todo lo que hacía, la forma en que la penetraban, la cantidad de veces que se lo metían y el tamaño de los instrumentos de sus amantes.

Aunque para algunas personas podrían parecer pervertidos en realidad ellos así eran felices. Eran una pareja liberal y veían el sexo como diversión.

Ese día vestía una chamarra de mezclilla, sin blusa, solo el sujetador de color rosa por debajo. Además de una minifalda negra muy sexy y sus inseparables zapatillas de tacón alto. Así acostumbraba salir a donde fuera, ese día tenía una cita con el médico. Algo de rutina, pero necesario para cumplir el requisito en el gimnasio donde entrenaba diario.







La clínica privada lucía limpia, moderna y espaciosa. La asistente le recibió los documentos y le indicó que tomara asiento para esperar al médico que debía revisarla. De uno de los consultorios asomó un joven galeno que llevaba una tabla portapapeles en la mano y mencionó su nombre. Ella se levantó y entró al consultorio evaluando al joven que la revisaría. Era guapo y se veía atlético, la parte de sus brazos que alcanzaba a asomar bajo su bata se observaba muy velluda. Eso le hizo imaginarse como se vería el resto de su cuerpo. El joven aparentemente captó la manera en que Fabi lo miraba y aunque pareció ligeramente sorprendido no se intimidó ni se ruborizó, al contrario, pareció entender el juego y sostuvo su mirada con picardía. Fabi era demasiado avezada en esas lides como para sonrojarse, y le pareció detectar un brillo especial en los ojos del joven médico, algo que no sabía definir, pero que le resultó muy atractivo. El joven se presentó como Sócrates Sánchez y le extendió la mano, tenía mucho tiempo que un hombre no la ponía nerviosa, pero este chico tenía algo que le hacía sentir raro, casi como si le inspirara temor. pero sus ojos grises resultaban muy atractivos. Dentro del consultorio los acompañaba una enfermera muy joven, que se veía ligeramente nerviosa, seguramente eran sus primeras prácticas. La enfermera comenzó con las preguntas de rutina, su historial familiar, padecimientos previos, etc. y comenzó a anotarlos en el expediente. Entonces le pidió que subiera sobre la camilla de exploración y se recostara. En ese momento sonó su teléfono celular, la enfermera sin dejar de anotar colocó su teléfono y lo sostuvo sobre su hombro apoyando su cabeza y comenzó a charlar. El médico le indicó de manera imperativa que si iba a contestar su llamada al menos saliera del consultorio para que no interrumpiera, la chica alarmada y ruborizada salió como un rayo, dejando a Fabi a solas con el joven y muy atractivo doctor. El doctor Sócrates tomó el historial médico de Fabi y lo revisó para ver si no le faltaba nada. Entonces le preguntó que si no había tenido hijos por planeación o si no se había podido embarazar. Fabi le dijo que aunque nunca había usado métodos anticonceptivos nunca se había embarazado. El doctor le preguntó entonces cuantas parejas sexuales había tenido el año pasado. En ese momento Fabi si se ruborizó y dudo entre mentir o decir la verdad, pensó que a fin de cuentas el médico se suponía que no debía juzgar sino mantener una objetividad. Decidió ser sincera, le dijo que había tenido sexo al menos con cuarenta hombres aparte de su esposo. El Doctor Sócrates no pareció alarmarse ni juzgarla por eso, aunque la miró de manera directa y le preguntó si su esposo había tenido igual varias compañeras sexuales, ella contestó que si, que al menos había estado con unas diez mujeres. Sócrates lo anotó en el registro y dejándolo sobre el escritorio le pidió que se quitara la chamarra, se recostara y se relajara. Fabi pensó decirle que no llevaba blusa bajo la chamarra pero decidió mejor brindarle un gran espectáculo, se quitó la chamarra y la colocó sobre el respaldo de la silla, subió a la mesa y se acomodó. Al momento de que se recostó, sus pechos se desparramaron asomando bastante por la parte superior de su sostén.

Sin embargo Sócrates no parecía alterado por la exhibición, le palpó varias veces la parte baja del abdomen y pareció satisfecho, el problema es que el contacto de sus manos con la piel de Fabi habían conseguido excitarla, aunque no se atrevía a dar un paso más ya que el médico no parecía muy interesado. Sócrates le preguntó si no había tenido alguna molestia y Fabi le respondió que últimamente había tenido un ligero escozor al orinar y cuando tenía relaciones sexuales. La realidad es que fue muy audaz ya que no era cierto aunque pensó que quizás eso haría que la revisara en la zona donde tenía ardor pero no precisamente del malo. Sócrates le pidió que se levantara la falda y se quitara la ropa interior para revisarla.


El joven médico corrió una cortina lateral que ocultaba a Fabi mientras ella obedecía, excepto que no solo se quitó la parte inferior sino incluso el sostén, quedando totalmente desnuda, solo con sus zapatillas. Cuando el doctor regresó a la mesa siguió imperturbable a pesar de tener semejante hembra delante, se había colocado un guante de exploración en la mano derecha y se untó algo de lubricante. Introdujo los dedos suavemente en la vagina de ella, que sintiendo el frío del gel respingó un poco, aunque su expresión de sorpresa se alargó en lo que pareció un murmullo de placer.




Conforme el médico seguía explorando la cavidad ella cada vez se sentía más y más excitada, tenía ganas de saltar encima del doctor, despojarlo de la ropa y comenzar el juego, pero él no parecía notarlo o estar interesado a pesar de que ella se retorcía de manera evidente como gata en celo, el médico entonces retiró los dedos que hasta ese momento a ella le generaban tanto placer y se volteó hacia la mesita de instrumental para tomar un colposcopio, aparato que no resultaba nada grato tener introducido en la vagina, Fabi pensó que quizás lo hacía intencionalmente para castigarla por estar de ofrecida con él. Cuando el doctor pareció estar satisfecho con el examen y retiró el instrumental le dijo que ya podía vestirse, pero Fabi estaba demasiado excitada como para pensar y sin dudarlo se sentó en la orilla de la mesa y arrojó sus brazos al cuello del médico, acercándolo hacia sí y besando sus labios, esperando o una respuesta o un rechazo.



El beso fue profundo y prolongado, ella imaginaba los cuerpos desnudos de ambos frotándose durante horas, pero en ese momento se escuchó la puerta del consultorio que se abría dando paso a la boba enfermera que afortunadamente no los vio ya que quedaban ocultos por la cortina. Sócrates se retiró despacio sin demostrar ningún nerviosismo y le fue explicando el tratamiento que debería llevar durante al menos siete días.
El médico tomó asiento y comenzó a escribir una receta sobre su escritorio, mientras Fabi se vestía rápidamente. Ella se sentía demasiado excitada, le habían cortado la inspiración en el peor momento, pero el doctor parecía relajado y tranquilo. Cuando Fabi se acercó al escritorio Sócrates le indicó que debía abstenerse de tener relaciones sexuales durante siete días ya que era requisito indispensable para el tratamiento, y que debía volver al terminarlo para revisión, y que no debía de faltar a esa regla porque él se daría cuenta. Fabi se aterró, cómo era posible que le pidiera semejante suplicio. ¿Ella que no podía dejar pasar un día sin sentir un hombre adentro? ¿Cómo iba a sobrevivir siete largos días sin sexo?
Salió del consultorio sintiendo que quería gritarle a alguien, cómo era posible que por su calentura, ahora tuviera que esperar siete días sin coger, además le había amenazado el médico que si no lo cumplía no le daría el certificado para el gym. Eso era chantaje, pensó Fabi.



Al llegar a casa le contó a Alex su aventura y él riendo un poco, de manera poco empática le dijo que no moriría si no cogía una semana, que obedeciera al médico y se quitara de problemas, además de que debería dejar de coquetearle ya que aparentemente el tipo no estaba interesado.
Fabi estuvo de acuerdo en eso, aunque no dejaba de causarle extrañeza que cuando lo besó sintió claramente cómo él respondió con sus labios y lengua, además de que sus manos fueron directamente a sus nalgas mientras la besaba. Aunque su frialdad posterior la confundía. Lo que más le llamó la atención fue su aroma, no porque oliera mal, sino que parecía oler a feromonas y algo extraño, algo que no podía reconocer, sabía que lo había olido pero no lo recordaba.
Decidió que Alex tenía razón y era mejor obedecer las indicaciones, llamó al consultorio y le preguntó a Sócrates si al menos podía masturbarse, pero él le dijo que no podía hacer eso, ya que las manos eran portadoras de bacterias, y si lo hacía corría el riesgo de otra infección y pasarse más tiempo en castidad.
Así que como buena mujercita se aguantó durante los siete días que le impuso el médico. No supo como pudo resistir. Alex le dijo que por él no se preocupara ya que la asistente que había contratado para el club resultó ser de cascos muy ligeros y se iban todos los días en las mañanas a un motel, por lo que él estaba bastante satisfecho. Pero en consideración a Fabi había pospuesto la reapertura del club hasta la siguiente semana ya que debía estar presente.



Un día antes de su cita con Sócrates, Alex se fue temprano ya que aparte de coger con su asistente debía preparar muchísimas cosas para la siguiente noche en el club, le dijo que tenía que recibir proovedores y contratar personal por lo que seguro llegaría de madrugada ya que debía hacer entrevistas, casting de los músicos, revisar control de calidad y todo debía estar listo esta misma noche. Pero le dijo que le compensaría con una sorpresa para la noche de reapertura.
Fabi lo despidió con un beso y le dijo que no se preocupara, que ella estaría bien.
Se pasó el día ocupada en los asuntos de la casa, supervisando a la señora del aseo y a la cocinera. Al caer la tarde las domésticas se fueron y ella se quedó sola. Pensó en lo que daría por poder llamar a algún amigo y follárselo toda la noche, ya estaba desesperada. Se consoló pensando en que la mañana siguiente se acabaría su suplicio, y que al salir del consultorio seduciría al primer tipo que se atravesara en su camino, quizás el chofer del UBER o algún repartidor. Decidió tomar un baño para ver si eso la relajaba, preparó la tina y el baño de burbujas, se quitó la bata y se sumergió durante un buen rato en la tina de hidromasaje.

Al salir se dirigió a su habitación cubierta con una bata muy delgada y observó por la ventana la hermosa luna llena que iba subiendo por la bóveda celeste, Le pareció encantadora y romántica y deseó que Alex se encontrara con ella, de pronto se sorprendió rozando su clítoris con los dedos al pensar en Alex. Ella sabía que a pesar de todos los amantes que había tenido, el amor que sentía por su esposo era cada vez más grande. Aunque rara vez se excitaba solo de pensar en Alex, en ese momento la acometió un avasallador deseo de llamarlo y pedirle que la hiciera suya sin importarle el médico ni el gym ni nada más. Salió de su cuarto y se dirigió al estudio para buscar su teléfono celular ya que hacía un rato lo había dejado cargando. Al encontrarse a la mitad del pasillo vio que la puerta del jardín estaba completamente abierta, se imaginó que la debían haber dejado mal cerrada alguna de las empleadas domésticas y se encaminó a cerrarla. Cuando lo hizo vio con horror algo muy extraño. Sobre la alfombra del pasillo había una huella parecida a la de un animal, pero era una huella inmensa, mucho más grande que las huellas que dejaba Magnus. Le pareció increíble que existiera un animal de ese tamaño y que además se hubiera metido en su casa. Se dio cuenta de que era mejor llamar por ayuda, pero al correr hacia el estudio por su celular escuchó a sus espaldas algo que la paralizó. Era un gruñido muy grave y profundo que le erizó el pelo de la nuca y le hizo sentir un miedo que jamás había sentido. Sin necesidad de voltear escuchaba su respiración y el olor que despedía era muy fuerte, olía a animal, a almizcle.

Estaba encerrada en esa habitación, la única salida estaba obstruida por lo que parecía ser un enorme animal que aun no había visto. Venciendo su miedo dio un paso al frente hacia su teléfono y el gruñido se hizo más fuerte, era una advertencia. No sabía que hacer, avanzar quizás propiciaría un ataque, no tenía opciones, si al menos tuviera un arma.
¡Un arma! Recordó que había leído hacía poco que algunos animales usaban el sexo como defensa ante ataques de los animales dominantes, se preguntó si eso le funcionaría en esas circunstancias y decidió que no tenía nada qué perder con intentarlo. Dejando caer su bata quedó completamente desnuda, su cuerpo de marfil brillaba con la luna llena. Giro a la izquierda poniendo las manos sobre la pared ya que sentía casi desmayarse y poniendo su trasero en pompa esperó a la reacción del animal. Entonces pensó en qué pasaría si no era macho, no había caído en cuenta de eso, pero inmediatamente escuchó que la respiración del animal se hacía más rápida, y se acercaba a ella. Fabi cerró los ojos esperando sentir el ataque, pero lo que sintió fue como ese animal olía su trasero y comenzaba a hurgar buscando su sexo y lamía con avidez.



Recordó cuando Magnus la hizo suya y eso le desató la excitación, ya que la lengua de ese animal parecía saber lo que hacía y por donde lamer. sus piernas se aflojaron sin querer y cayó de rodillas, afortunadamente su tapete de ejercicios le quedó cerca y lo colocó debajo suyo para tener al menos un poco de apoyo acolchonado.



El animal siguió lamiendo su vulva y ella se retorcía del placer, los días de ayuno la tenían al borde del colapso sexual y ella ya no podía más, necesitaba sentir un macho dentro, lo necesitaba con locura. Entonces lo sintió. El animal la tomó con sus zarpas de la cintura y le hundió su pene, que aunque Fabi no había visto calculaba que era el más grande que le hubieran metido jamás. Sintió en lo más profundo de sus entrañas el empujón, sin embargo era tanta su excitación que no le importó. Era lo que necesitaba y no lo dejaría ir hasta que hubiera terminado. Recordaba que Magnus parecía comenzar a eyacular desde el principio varias veces durante el acto, pero este animal no se sentía igual, incluso se movía suavemente, como si fuera humano. No sabía si debía voltear a verlo, quizás se arriesgaría a ser atacada. Decidió no voltear y mejor esperar a que la bestia terminara y quizás se fuera. El movimiento que el animal imprimía a su cadera cada vez parecía más rápido, ella ya gemía del placer, le encantaba su manera de hacerlo, era profundo y cambiaba de repente de ritmo, haciéndola sentir cada vez más cercana al orgasmo, de repente no pudo más y gritando como sólo ella era capaz de hacer terminó convulsionando en el mejor orgasmo de su vida. Cayó sobre el tapete totalmente laxa y se desmayó...




Que rico sentía cuando le lamían los senos, se entretenían sobre sus pezones y chupaban con fruición sus enormes tetas. Había soñado que un animal la cogía riquísimo y no quería despertar, pero lo que la terminó de despertar fue el olor, sin abrir aún los ojos lo primero que percibió fue ese aroma animal. Abrió los ojos asustada y lo vio por fin, sobre de ella estaba alguien muy peludo y muy grande, con un pene que sobresalía erecto casi hasta su pecho, era formidable el tamaño de ese instrumento. Y pensar que hacía un momento lo tuvo dentro se le hacía increíble. Pero no supo que era hasta que vio que sobre su cabeza tenía orejas erectas, como un lobo. El lobo levantó la mirada y le mostró los colmillos gruñendo, eran enormes y amarillos, si quisiera fácilmente la destrozaría, pero ella no quería oponerse, al contrario, quería volver a ser suya y comenzó a menear la cadera frotándola en su pene, invitando a la bestia a volver a cogérsela. El hombre lobo la miró con sus grandes ojos grises y la levantó recargándola en la pared y mirándola a los ojos. Ella sin desviar la mirada le dijo que la hiciera suya las veces que quisiera.




El hombre lobo la tomó en sus brazos y la llevó a la habitación, la depositó suavemente sobre la cama y Fabi tomando el durísimo y muy grande pene del lobo comenzó lo que era su especialidad, y aunque solo consiguió introducir la mitad de ese enorme miembro, lo disfrutó muchísimo y al parecer también el lobo que se colocó sobre de ella volviendo a penetrarla hasta hacer que se viniera de nuevo. Así siguieron durante casi toda la noche hasta que cercano al amanecer Fabi se quedó dormida.
La despertó el ruido de Alex entrando, pero se sentía tan agotada de haber tenido sexo de manera tan animal que no pudo levantarse. Alex entró en la habitación y al verla despierta le contó que habían tenido algunos problemas pero que todo se había solucionado y le pidió disculpas por llegar tan tarde. Ella le dijo que no importaba que de todas formas se había quedado dormida y no sintió el paso del tiempo. Alex la miró con extrañeza y le dijo que por qué mentía, si él había visto salir a un tipo hace unos momentos. Alex había pensado que ella no había resistido más y había terminado por invitar un amigo. Fabi le dijo que no era posible, que a quién había visto salir. Alex solo le dijo que era un tipo vestido de Doctor, con bata y todo. Que se había imaginado que el jueguito de pasar tantos días sin sexo era para que el Doctor aprovechara.
Fabi estaba completamente en shock, pero recordó el olor que había percibido cuando beso al doctor, era igual al de Magnus, olor de animal...

Un mes después:

Fabi miraba por la ventana la hermosa luna llena y se preguntaba si acaso la visitaría nuevamente la bestia que tanto placer le había dado. Por si acaso le dijo a Alex que esperaba a un amigo y que él se fuera a pasar la noche en casa de su asistente para que así cada quien pudiera tener diversión sin estorbos.
De repente observó la silueta enorme que se recortaba en la puerta del jardín, aparentemente saltaba por la barda para entrar por ahí. Además ya percibía ese olor a sexo animal que le había provocado adicción. Y se preparó para no dormir en toda la noche.












viernes, 17 de mayo de 2019

13.- Bruce

Hola amigos, estamos de vuelta con nuestras aventuras. Esperamos les agrade compartir nuestras fantasías así como a nosotros nos gusta contarles.






Fabi siempre usaba una coleta simple cuando se ejercitaba en las mañanas además de no usar maquillaje. Aún así era todo un espectáculo digno de verse.
A pesar de haber superado los cuarenta no se le notaban los estragos del tiempo, ni en su rostro ni en su cuerpo. Era una fan del fitness y entrenaba su cuerpo diariamente durante dos horas, sólo abandonaba su entrenamiento los domingos. Con aquel ritmo de actividad física era difícil encontrar en su cuerpo un gramo de grasa, su trasero era redondo y firme como de granito y con la textura del terciopelo, sus muslos redondeados y con la firmeza del mármol, sus piernas pequeñas y suaves, su vientre plano como una tabla y en su curvada cadera derrapaba el deseo.

El llevar una dieta equilibrada, y beber mucha agua le permitía tener la piel tersa y suave como la seda. Pero las curvas que más hacían enloquecer a los hombres de cualquier edad que se cruzaban con ella eran sus magníficos senos, que además de naturales eran grandes y turgentes, esféricos y erectos a pesar de ser enormes, destacando en su figura como dos volcanes en una cordillera.

Álex; su esposo, era un buen mozo de cuarenta y seis años; de cuerpo atlético, que mantenía corriendo ocho kilómetros diarios y con la práctica de karate.

Parecían una pareja normal pero no lo eran, compartían un secreto. Eran una pareja sexualmente liberada. Ella tenía sexo con cualquier hombre que tuviera a disposición y a Alex le pedía que le relatara con detalles todo lo que pasara, la forma en que la penetraban, la cantidad de veces que se lo hacían y el tamaño de los instrumentos de sus amantes.

Aunque para algunas personas podrían parecer pervertidos en realidad ellos así eran felices.

Debido al trabajo de Álex que lo obligaba a viajar mucho últimamente Fabi se la pasaba sola mucho tiempo, ya que el jardinero y el chofer dejaron de ir a trabajar cuando sus esposas descubrieron que se acostaban con su jefa, por lo que ella se encontraba francamente aburrida y desesperada ya que lo que más deseaba era algún hombre que satisficiera sus necesidades sexuales, pero tenía tiempo que por alguna extraña razón no conseguía quién pudiera darle la dosis de sexo que la llenara. Incluso había intentado ligar con un desconocido en un bar, pero aunque parecía prometedor el candidato que encontró, resultó confesándole ser gay y la dejó plantada para largarse con un mesero.


Era imposible que siendo ella tan atractiva le costara tanto esfuerzo conseguir un hombre, antes cuando tenían el club AlfaSwinger, aunque se quedara sola bastaba con ir al club y de esa manera era seguro que encontrara algún voluntario para tener sexo, pero desde que las autoridades lo cerraron su vida se vino para abajo, ella deseaba tanto volver a esos tiempos que estaría dispuesta a lo que fuera si alguien pudiera ayudarle.


Era tanto lo que deseaba encontrar a alguien que le llenara el enorme vacío que sentía en su vagina que terminó recurriendo a algo que aunque no le había resultado muy bien en ocasiones anteriores, al menos le había ayudado a conseguir a alguien: Los contactos de redes sociales.


Había muchos mensajes que no había visto ni contestado por lo que se puso a buscar para ver si alguno valía la pena, le llamó la atención un tipo con el que había chateado anteriormente, le pareció que era lo suficientemente correcto, ya que la mayoría eran patanes que no sabían ni cómo dirigirse a una mujer. El era maduro y de cuerpo fornido. Se dio cuenta de que tenía algún tiempo sin contestarle y pensó que sería buena idea restablecer contacto, quizás algo saldría.


Después de mandar un saludo se levantó y fue a prepararse algo de comer en la cocina, después del bocadillo regresó a su computadora y aún no había recibido nada, sintiéndose frustrada subió a su habitación y se recostó en la cama, en ese momento escuchó una notificación en su celular, vio que se trataba de un mensaje de Bruce, el tipo que le había caído bien. Intercambiaron saludos y se preguntaron por lo que habían hecho con sus vidas, Fabi le dijo que se sentía muy sola en casa porque su esposo andaba de viaje, inmediatamente él se propuso para ir a hacerle compañía, por lo que acordaron verse en un bar cercano, ya que resultó que vivía en una colonia aledaña.




Fabi se esmeró en su arreglo, se puso un vestido rojo, corto y con un amplio escote, el vestido era vaporoso y algo entallado, afortunadamente Fabi contaba con su auto y podía ir segura. Medias negras, zapatillas de tacón también rojas y un bolso a juego remataban su arreglo.

Cuando llegó al bar, el acomodador le recibió las llaves con la boca abierta, era una real hembra y detenía las actividades del lugar al que llegaba, al parecer Bruce aún no llegaba por lo que pidió una mesa y una bebida para esperarlo.

Lo vio que entraba al bar y se incorporó para hacerle señas, Bruce se encaminó hacia la mesa con paso seguro y ágil, se veía como de unos cuarenta años y en buena forma física, tez clara, ojos verdes y rostro agradable, enmarcado por una barba semi cana. Cuando Fabi miró hacia abajo se sorprendió porque los pantalones que llevaba estaban muy entallados y dejaban ver un paquete muy respetable, hizo que Fabi comenzara a mojar sus diminutas pantis de solo pensar en lo que podría pasar.


Tomándose un trago platicaban de sus vidas, él tenía un trabajo en el gobierno de la ciudad, era funcionario de regulación comercial, lo que sea que eso significara pensó Fabi, y ganaba bien, lo que le permitía tener buen nivel de vida, incluso chofer y guardaespaldas. Ella le comentó que su esposo estaba de viaje hasta el fin de semana y que pasaba mucho tiempo sola y a veces se aburría.


Bruce le dijo que no se preocupara que a partir de ese momento él se iba a encargar de que Fabi estuviera contenta, a Fabi eso le hizo sentir muy satisfecha. Le propuso que bailaran ya que acababan de abrir la pista. Fabi aceptó y comenzaron a moverse al compás de una melodía bastante movida, realmente tenía tiempo que no se divertía tanto, siguió una pieza más tranquila por lo que Bruce la tomó suavemente de la cintura y con el vaivén la iba poco a poco atrayendo hacia si, apretándola dulcemente contra su cuerpo, Fabi se dejaba hacer sintiéndose agradablemente excitada. Gracias a que se encontraban bailando entre varias personas aparentemente nadie se había dado cuenta de que las manos de Bruce se encontraban ya sobre el trasero de Fabi, besaba su cuello y Fabi gemía suavemente. Decidieron pedir la cuenta y Bruce le propuso que fueran a un lugar más tranquilo para poder platicar. Fabi lo que menos quería era platicar, por lo que aceptó y rápidamente salieron del lugar, Bruce dijo que se fueran en su auto, que no se preocupara, que él la llevaría a su casa y enviaría después a su chofer para que se llevara su auto. Fabi aceptó encantada y subió en el elegante auto que les esperaba.

Al llegar a la casa de Bruce, Fabi se sintió un poco deslumbrada ya que el lujo que contenía era excelso, le parecía que quizás demasiado para el puesto que él desempeñaba en el gobierno de la ciudad pero de momento no le importó mucho, ya que en el trayecto habían estado besándose y ella acariciaba su entrepierna sobre el pantalón mientras él acariciaba sus enormes senos por sobre el vestido.
Entraron a la estancia y tanto el chofer, un hombre joven de aspecto marcial y el guardaespaldas que era un hombre negro de tamaño impresionante, se quedaron fuera.

Bruce se acercó a la cantina y le ofreció servirle una copa que ella aceptó con gusto. El champagne que sirvió era de la mejor calidad, de casi doce mil pesos la botella, Fabi lo reconoció porque era el que tomaban cuando tenían el club.
Se sentaron ambos en un sillón de la estancia y mientras bebían Bruce acariciaba las piernas de Fabi causándole un tremendo escalofrío que recorría su sistema nervioso. Dejando las copas se besaron ardientemente, él le introdujo la mano bajo el vestido hasta llegar a sus ligueros y buscando el centro de ese ardor que la caracterizaba. En eso el teléfono de Bruce comenzó a sonar y él, interrumpiendo las caricias contestó el celular dándole la espalda a Fabi, a ella le desagradó que la dejara simplemente botada ya que estaba super excitada, se quedó esperando en el sillón a que terminara la conversación, cuando colgó después de lo que le pareció una eternidad. Le dijo que no pensara que la había olvidado, que la conversación que tenía era precisamente para darle un regalo. Fabi se relajó bastante al oír aquello, aunque de todas formas no le parecían los modos del tipo, sin embargo se dio cuenta de que estaba muy excitada, la falta de sexo de las últimas semanas la hacía traicionarse, además de que le intrigaba cual sería el regalo.
Escuchó que llamaban a la puerta y Bruce se apresuró a abrir, Fabi vio que le pasaban una caja grande, pero no se imaginaba que pudiera contener.

El se acercó a Fabi y de manera tranquila le preguntó si le gustaban los juegos sexuales, a lo que ella dijo que si, que le le fascinaban. Bruce abrió la caja frente a Fabi que observaba con ojos de niña ansiosa, como si fuera navidad. Extrajo un antifaz negro que causó extrañeza a Fabi ya que no tenía perforaciones para permitir ver, una especie de látigo con tiras de cuero y una cuerda delgada de color blanco. Aunque Fabi ya había leído acerca del sado masoquismo, nunca le inspiró lo suficiente como para probarlo. Sin embargo se sentía tan caliente...

Bruce al notar la manera en que miraba el contenido de la caja le dijo que no se preocupara. Que no le causaría daño en absoluto, que al final el juego resultaría muy divertido. Fabi no estaba muy convencida pero pensó que ya que se encontraba ahí, al menos probaría el juego. Le indicó que lo siguiera, subieron una escalera y giraron a la derecha hacía una habitación. Le dijo a Fabi que se desnudara y dejara su ropa a un lado de la puerta mientras él preparaba todo en el interior. Y que ella debería obedecer sus órdenes sin replicar nada, solo debía hablar si él le indicaba que lo hiciera o él tendría qué castigarla. Fabi obedeció y se desnudó, dejó su ropa a un lado y esperó. Bruce le ordenó que entrara en la habitación pero le dijo que debía hacerlo gateando, caminando a cuatro patas como la zorra que era.
Fabi dudó un momento pero le pareció divertido seguir ese juego, a ella le encantaba que sus amantes le dijeran cosas como zorra o puta, la calentaba. Se puso de rodillas y entró a la habitación gateando. Bruce se encontraba a un lado de la cama, sin camisa y con la bragueta abierta, su verga estaba a la vista y completamente erecta. Fabi la contempló y sintió que se le hacía agua la boca, era enorme y muy gruesa.


Fabi observó que en la habitación había un extraño sillón de color rojo y un tubo de pole dance. Le pareció que Bruce definitivamente sabía divertirse y llevar el juego sexual, era como un niño con juguetería en casa.
Él le indicó que se acercara, ella obedeció sin dejar de contemplar su enorme instrumento, le alargó el antifaz y le dijo que debía colocárselo. Ella se sintió un poco decepcionada ya que no quería dejar de mirar esa verga tan maravillosa, pero como había prometido obedecer no protestó y se colocó la máscara. No veía nada ahora. Bruce le indicó que debía decirle qué tan excitada se encontraba.



Fabi se dió cuenta de que al encontrarse en esa habitación con un tipo tan macho y dominante y con un pene de ensueño realmente ahora si estaba excitada, sentía escurrir por sus muslos el jugo producto de esa excitación.
Bruce le ordenó que se acercara a él, ella gateó hasta sentir su calor cercano. Bruce le indicó que ahora debía chupar el pene de su macho repitiendo en voz alta que era una zorra y una puta y que le encantaba mamar su verga. Ella sonrió y acercó sus labios a la verga de él, a pesar de no ver nada la encontró a la primera, posando suavemente sus labios en el glande de Bruce, llenó de besos ese enorme falo y comenzó a lamerlo suavemente.



Después lo introdujo en su boca y comenzó a mamarlo con muchísimo gusto, solo interrumpía su succión para repetir que le encantaba la verga de ese macho y que le encantaba ser su puta. Bruce gemía suavemente, debido al cálido contacto sobre su verga. Hasta que la interrumpió y le dijo que debía encontrar el sillón que se encontraba delante de ella y subirse, debía mantener la posición en cuatro hasta que él le indicara otra cosa. Ella temblaba de la excitación y obedeció la orden, avanzó lentamente hasta topar con el sillón, se levantó y subió a él, mantuvo la posición pero inconscientemente levantaba la grupa como gatita en celo pidiendo ser penetrada por esa vergota dura y gruesa.
Bruce le ordenó se quedara quieta y ella sintió que la enredaba con la cuerda, ahora temblaba de excitación y además algo de temor de ver que era lo que seguía. Sintió como le ataba las manos y amarraba su cuerpo al sillón. Una vez terminado el anudamiento escuchó como se alejaba un poco y debido a tener los ojos vendados sus otros sentidos se habían agudizado, escuchó que sacaba algo de la caja. Bruce le dijo que si llegaba a dolerle debía decirle una palabra clave, la cual sería "rojo" Le dijo que el objetivo no era sentir dolor sino placer, que se concentrara en encontrar el placer dentro de lo que iba a pasar. Fabi seguía temblando, no sabía como salir de la situación en que se había metido. Se preguntó qué haría Bruce si ella comenzara a gritar "¡rojo!", "¡rojo!" antes de que comenzara. En eso sintió que las tiras del látigo acariciaban sus nalgas suavemente, Bruce lo movía en diferentes direcciones, pasando sobre sus esculturales nalgas, varias veces como para acostumbrarla al contacto. Fabi seguía escurriendo sus muslos esperando al momento en que por fin la hiciera suya, en eso sintió un leve chasquido en su trasero. Al parecer Bruce le había asestado el primer latigazo, ella pensó que definitivamente no le había dolido, pensó que quizás el equipo estaba diseñado para no causar daño. El segundo latigazo fue un poco más brusco pero tampoco le dolió, el hecho es que se encontraba más excitada aún, comenzó a menear el trasero de un lado a otro para ver si animaba a Bruce a dejar los juegos y pasar a la acción. Entonces si sintió el tercer latigazo, Bruce le dijo que no debía moverse a menos que él se lo ordenara. Aunque no llegó a ser realmente doloroso ahora si había sentido algo mas fuerte, se dio cuenta de que el líquido que escurría de su vagina había llegado al sillón y le mojaba las rodillas. ¡Estaba super excitada! Sintió otro latigazo igual de fuerte cuando Bruce le dijo que siempre que el le ordenara algo ella debía contestar "si mi amo" Ella dijo "si mi amo". Bruce caminó alrededor del sillón colocándose detrás de ella, Fabi esperaba otro latigazo cuando sintió de repente que la penetraba con su enorme verga. Soltó un gritito de sorpresa, que fue castigado con una nalgada y la indicación de que no debía hacer ningún ruido. Para Fabi que estaba acostumbrada a gritar mientras cogía eso si le resultó una tortura, pero aguantó mientras él entraba y salía de su vagina. Sentía que no podía resistir más y le llegó un orgasmo espectacular, como nunca había sentido, sentía que se vaciaba de vida y energía a través del acto.

A pesar de que ella había terminado Bruce continuaba el movimiento, ella sentía como estaba empalada por aquel maravilloso instrumento de carne. Sentía que la excitación regresaba, él le ordenó que le pidiera más y que dijera que era una puta a la que le encantaba su verga. Ella así lo hizo, pedía y él le daba y a cualquier gemido le propinaba una sonora nalgada, lo cual se dio cuenta que la excitaba más y más, definitivamente si se podía encontrar el placer en ese acto.
Bruce siguió hasta que ella se vino tres veces, en la última él eyaculó dentro de su vagina llenándola de su semen el cual escurrió sobre sus muslos cuando Bruce se salió de ella.
Fabi tenía ganas de cambiar de posición ya que se había cansado, pero no se debía mover hasta que él se lo ordenara. Bruce le preguntó con voz suave cerca del oído si le había gustado, ella contestó "si mi amo", él ahora le preguntó si le gustaba ser puta, ella contestó "si mi amo" y entonces él le preguntó qué tan puta le gustaría ser y ella respondió "hasta donde ordene mi amo", al parecer eso le gustó a Bruce ya que Fabi escuchó que se alejaba un poco y luego hablaba con alguien en voz baja, Fabi se preguntó que era lo que planeaba ahora. De pronto escucho rumor de pasos subiendo la escalera, al parecer varias personas. Bruce se acercó a Fabi y le dijo que descendiera del sillón, para eso la tomó de la mano y le ayudó a llegar a la cama, le ordenó que se acostara boca arriba y ella lo hizo al centro de la cama. Fabi sintió que Bruce tomaba su brazo y le colocaba una especie de muñequera muy firme, una vez que estaba colocada sintió que no podía mover el brazo, él le amarró el otro brazo a la cama de la misma forma. Ahora si se asustó ya que no podía moverse, estaba firmemente atada a la cama y no podía ver nada. Escuchó la voz de Bruce que le decía que no se preocupara, que no le iba a pasar nada malo, la sesión había terminado y comenzaba otro juego, eso la tranquilizó solo un poco, ya que no sabía qué juego seguiría y solamente tenía la esperanza de que no la lastimara. Al parecer había más personas en la habitación. Bruce le dijo que se relajara y únicamente se enfocara en disfrutar. Fabi se sentía nuevamente excitada a pesar de haber tenido ya tres orgasmos.
De repente sintió que alguien subía a la cama, le tomaba las rodillas y le separaba las piernas, ella no opuso resistencia y se dejó hacer. Sintió que se colocaba sobre ella y la penetraba, pero era distinto a lo que había sentido con Bruce, su pene era más delgado. Trató de soltar sus manos para quitarse la máscara y saber quién la estaba penetrando pero no pudo, el tipo la cabalgaba con mucha energía y sin poderlo evitar ella comenzó a excitarse, se movía y se movía y ella sentía crecer su excitación hasta que no pudo más y se vino nuevamente, al mismo tiempo el desconocido la llenaba nuevamente de semen. No era la primera vez que tenía semen de dos machos en su vagina pero por alguna razón le molestaba el no saber quién era el que se la había cogido. Sintió como se retiraba el tipo e inmediatamente había alguien más sobre ella. Igual la penetró sin ninguna contemplación y después de un rato de movimientos muy entusiastas ambos se vinieron. Lo mismo, al retirarse fue sustituido por otro que de igual manera la llevó al orgasmo. Fabi no lo podía creer, era la primera vez que la llenaban cuatro machos. Se preguntó cuantos más tenía contemplados Bruce. Al retirarse el tipo, ella sintió como si un gran peso fuera aplicado junto a ella, las manos que la tomaron de las piernas se sentían enormes y muy fuertes. Fabi ya no tenía fuerzas para resistir ni le dieron ganas porque estaba segura de que quien ahora la haría suya era el guardaespaldas negro. Eso le activó inmediatamente la excitación, y al momento de sentirse penetrada no pudo evitar un grito de sorpresa, !vaya verga que tenía el negro! Era impresionante. La dificultad que tuvo para entrar a pesar de ella haber sido abierta antes por cuatro machos la dejó sin habla, cuando comenzó a moverse era como tener un toro encima, pesaba mucho y después de un rato el sudor de él le caía sobre los senos y la cara, pero no le importaba, la cogida que le estaba dando era maravillosa. No pudo contenerse más y se vino gritando como le encantaba hacerlo, no le importó si recibía algún castigo por eso. Pero aparentemente Bruce ya no la iba a castigar o incluso ni siquiera se encontraba ahí. Aunque ella ya había terminado el negro seguía moviéndose como un motor. Sentía que ya no podía más y al tener otro orgasmo se desmayó, solamente alcanzó a percibir que el negro se venía dentro de ella inundándola y salpicando muchísimo semen.

Cuando despertó vio que estaba desatada y sola, junto a la cama había una toalla blanquísima y unas sandalias. Se metió al baño y después de ducharse y limpiar los restos de la fantástica sesión de sexo comenzó a vestirse. Al mirar en el espejo de cuerpo entero que tenía enfrente se sorprendió de las marcas rojas que tenía en las nalgas, aparentemente el látigo y las nalgadas dejaban marca, agradeció por tener un marido que le permitía hacer esas cosas, entonces no tendría problemas por eso. Al terminar de vestirse bajó las escaleras y vio a Bruce sentado en un escritorio obscuro, bebía un whiskey y revisaba su computadora. Él se acercó y le dijo que el chofer la llevaría a su casa y que al otro día le llevaría el auto que dejó en el bar. Tomó su mano caballerosamente y le dio un beso en los labios.
Cuando iba camino a casa se preguntó si el chofer que la llevaba habría sido de los que la habían poseído antes, la idea la intrigaba pero decidió que era mejor no preguntar. Sacó su celular y revisó para ver si había mensajes de Alex, vio que no tenía mensajes pero había una notificación del correo electrónico. Al mirar el mensaje se llevó una mano al rostro para esconder su sonrisa, Bruce le había enviado el video de la sesión completa desde que entró a la habitación hasta que el negro había terminado dentro de ella, aparentemente el tipo la siguió fornicando estando ella desmayada, necesitaba mirar el video con calma pero al parecer había acabado unas cinco veces. Pensó que tendría que pedirle a Bruce que le permitiera tener una sesión a solas con su guardaespaldas para catarlo en toda su esencia. Al parecer el chofer fue el primero que la poseyó al estar amarrada en la cama, el tipo muy profesional ni siquiera la miraba, pero ella sonrió para si misma.
Al entrar en su casa ya casi amanecía aunque se veía algo de penumbra, le sorprendió que la luz estuviera encendida, ella recordaba haberla apagado. De repente de la habitación vio salir a Alex, lo cual le causó una gran sorpresa ya que no lo esperaba, lo abrazó y lo besó, le dijo que lo había extrañado muchísimo. Él le contestó que también la había extrañado mucho y que no quería volver a dejarla sola. Le anunció que le tenía noticias muy buenas. Dijo que había renunciado a su trabajo, y ya no volverían a estar separados. Ella lo abrazó y le dijo que le daba muchísimo gusto pero que le preocupaba de qué iban a vivir. Alex le dijo que no se preocupara, ya que había pasado algo muy extraño. Había recibido un mensaje de correo extraño, donde le decían que le refrendaban el permiso para abrir nuevamente su club Alfa Swinger, que no debía preocuparse en el futuro de que lo cerraran porque ya estaba todo solucionado. Además las inversiones que había realizado en la bolsa le habían dado a ganar mucho dinero según su agente, le permitiría abrir nuevamente el club y realizar inversiones varias que les permitieran seguir viviendo de ahí.
Fabi estaba muy contenta y además se moría por contarle la experiencia que había vivido esa noche. Entonces Alex le dijo: ¿Sabes lo mas extraño? Recibí además un correo con un video muy interesante y la miró de esa manera que ella sabía que hacía cuando estaba excitado. Fabi se sonrojó y fue a la cocina por las copas y el vino, aún tenían mucho que platicar.

15.- Fer

Hola amigos: Ya estamos de regreso con nuestras aventuras, hemos tenido intensas actividades que les queremos contar, esperamos no volver...