jueves, 20 de septiembre de 2018

12.- Claudia

Alex, es un buen mozo de cuarenta y cinco años; de cuerpo atlético que mantiene corriendo ocho kilómetros diarios y con la práctica de karate desde que era adolescente. De cabello oscuro, alto y ojos grandes, realmente apuesto y bien conservado para su edad.


















Alex y Su esposa tenían un acuerdo en el que ambos podían tener todos los amantes que desearan, siempre y cuando fueran discretos para evitar escándalos. Ella necesitaba casi tantocomo el aire el conseguir a alguien, pero la realidad es que él nunca había sentido la necesidad de llevarlo a cabo por si solo, casi siempre intercambiaban parejas y fornicaban juntos. 

Su negocio había sido clausurado por las autoridades, aunque habían alcanzado a invertir bastante de sus ganancias en cosas diversas, departamentos y acciones de empresas que les estaban generando dinero suficiente como para seguir viviendo bien, sin embargo Alex decidió que como precaución debía buscar trabajo. Afortunadamente en unos pocos meses encontró un puesto como gerente de mercadeo en una empresa importante; sólo tenía un problema, debía acudir ocasionalmente a eventos foráneos para promoción de sus productos. En esta ocasión acudiría a un congreso de mercadeo. El alejarse de su esposa le deprimía un poco, pero sabía que ella estaría bien atendida ya que le había contratado un jardinero y un limpia piscinas bastante atractivos y dotados, estaba seguro de que ella no desaprovecharía la oportunidad. 

El cuarto de hotel que le asignaron tenía una vista magnífica de la playa, aunque la empresa le había asignado uno mucho menos espectacular Alex cubrió la diferencia para tener una mejor estancia, ya que se había acostumbrado a lo bueno y no le parecía justo depreciar su estilo. Era mediodía y no tendría nada que hacer hasta la conferencia en la noche; después, se realizaría una cena para celebrar la apertura del congreso y deseaba estar bien descansado para ese momento. Decidió ir a la playa un rato, así podría después ducharse y estar fresco para el evento, la playa se veía hermosa, de arena muy blanca y fina, era una delicia caminar descalzo sobre ella, encontró un sillón de playa desocupado y colocó su toalla y sandalias ahí. Comenzó a estirarse para calentar un poco antes de meterse al agua, su cuerpo musculoso brillaba al sol y al estirarse parecía que sus músculos brotarían de su piel emergiendo a la superficie. En ese momento notó que una mujer de cabello negro lo miraba fijamente, ella se encontraba acostada sobre un sillón de playa y tenía anteojos oscuros, a pesar de eso él se podía dar cuenta que lo estaba mirando. Su minúsculo traje de baño evidenciaba el enorme tamaño de su miembro y estaba acostumbrado a las miradas femeninas. Sin darle importancia se encaminó al agua, entró caminando firmemente resistiendo el choque de las suaves olas en sus piernas y zambulléndose rápidamente en esa agua tibia del Caribe. Después de un rato de chapotear en las olas decidió regresar a su hotel, la dama que había estado ahí un rato antes ya no se encontraba, no le dio importancia y se dirigió a su habitación, después de ducharse y vestirse con una guayabera y pantalones blancos decidió ir al restaurante a comer algo ya que no quería llegar a la conferencia con el hambre de un león. Pidió un plato de pescado y mariscos con cerveza, pensaba que sería una buena idea traer a su esposa a pasar un fin de semana a este hotel, ya que estaba realmente agradable. De repente se sorprendió al sentir una mano en el hombro, volteó y con asombro vio un rostro familiar, era una vieja amiga que había sido su compañera en la preparatoria y que tenía mucho tiempo sin ver. 







Su nombre era Claudia, le sorprendió gratamente ver su rostro que seguía siendo muy hermoso, aparentaba al menos tener diez años menos de los que Alex sabía que tenía. Inmediatamente se levantó para saludarla, ella lo abrazó, estrechándolo fuertemente contra su rotundo pecho, ella siempre había sido muy exuberante de esa parte de su anatomía, y al parecer el paso de los años le hizo aumentar esa exuberancia, sin quererlo se sintió excitado ya que ella lo seguía estrechando contra su cuerpo, incluso sentía que le acercaba la entrepierna y que lo rozaba como queriendo sentir su miembro, el abrazo era tan prolongado y tan efusivo que sin querer su pene comenzó a prepararse para la acción, sintió como su dureza era palpable a través de la delgada tela de su pantalón y presionaba sobre el fino vestido que llevaba ella puesto, al parecer la intención de Claudia era esa precisamente, ya que en cuanto sintió la presión de su miembro ella se retiró dejándolo expuesto en toda su erección, como adolescente con una tienda de campaña en los pantalones. Alex era bastante hábil y rápidamente salió de la situación invitándola a sentarse a su mesa y preguntándole por lo que había hecho con su vida desde que dejaron de verse al terminar la preparatoria. Mientras tomaban unos tragos ella le contó que trabajaba como intérprete traductora del idioma francés, le iba bastante bien y le dejaba mucho tiempo libre. Se había casado hacía algunos años y tenía dos niños preciosos de los que le mostró una fotografía en la que se encontraba con sus niños y su esposo. Alex le contó a su vez que se había casado, aunque no habían tenido hijos también consideraba que les iba bastante bien, habían tenido sus malas épocas, pero al parecer el presente era bastante bueno. Ambos estaban muy contentos de haberse encontrado y siguieron platicando hasta que fue inevitable levantarse para asistir a la conferencia ya que Claudia debía trabajar y Alex asistir a la misma. Al terminar Claudia se acercó a Alex y le dijo que si no deseaba tomarse una copa, Alex sonrió y aceptó de muy buena gana, por su mente ya estaban comenzando a pasar ideas de cómo terminaría la noche. Pidieron dos copas de champagne, ella estaba muy elocuente y él reía a mandíbula suelta con sus ocurrencias, en realidad a Alex siempre le había gustado esa chica, aunque nunca tuvo oportunidad de acercarse a ella, ya que en esa época era muy tímido, desde niño había padecido sobrepeso y le resultaba muy difícil el acercarse a una mujer, sobre todo si era atractiva, sin embargo al terminar la escuela, comenzó a practicar carrera y artes marciales lo que le permitió ponerse en forma de manera increíblemente rápida. Eso le ayudó a tener confianza en sí mismo, lo suficiente como para conseguir que su esposa saliera con él y al final aceptara casarse. Ahora le parecía más fácil el acercarse a una mujer, su trato con el mundo swinger le hizo adquirir una seguridad tremenda y le resultaba muy sencillo el entablar una relación, aunque normalmente lo realizaba con fines de intercambiar parejas o realizar tríos. Mientras cenaban, le preguntó a Claudia sobre su matrimonio, si no tenía problemas. Por primera vez desde que se encontraron la vio titubear, se quedó en silencio un momento y luego lo miró fijamente y le dijo que su matrimonio se encaminaba al fracaso. De sus ojos ya brotaban unas muy pequeñas lágrimas que amenazaban con desbordarse en un torrente. Alex tomó su mano y le dijo que si podía confiar en él le contara que pasaba, quizás podría ayudarle. Ella le dijo que nadie podía ayudarla, pero se calmó y le contó sus problemas. Su esposo era gerente en un famoso restaurante de la ciudad, era un buen trabajo y sumado a lo que ella aportaba siempre les había permitido darse una buena vida, pero hacía unos meses ella comenzó a sospechar que él la engañaba, llamadas sospechosas, turnos extras en el trabajo y una repentina baja en los ingresos le hacía dudar de la fidelidad de su esposo. El acabose fue cuando encontró en su camisa manchas de pintura de labios y maquillaje que obviamente no eran de ella. Decidió que debía salir de dudas, por lo que un día lo esperó a la salida del restaurante y vio como salía con una de las camareras y se subían en su coche, ella los fue siguiendo a prudente distancia, al verlos entrar a un motel sintió que su mundo se derrumbaba. Eso sucedió el día anterior a su salida al congreso, por lo que aún no había hablado con su marido al respecto y no sabía qué hacer. Divorciarse o matarlo eran las dos únicas opciones que se le ocurrían, pero al pensar en sus hijos se le iban las fuerzas y aguantarse parecía la única posibilidad. Ella se enjugó una lágrima con la servilleta y observó a Alex que la miraba sonriendo, no entendía por qué le resultaba gracioso su sufrimiento. Alex seguía sosteniendo su mano, y mirándola a los ojos le fue contando el estilo de vida liberal que llevaban él y su esposa. Claudia abría mucho los ojos de la sorpresa de escuchar que alguien viviera de esa forma. Alex le dijo que el problema de muchos matrimonios radicaba en que creían en la exclusividad sexual de la pareja, pero nunca nadie les dijo que habría que analizar ese concepto. Antiguamente el promedio de vida era de treinta años, y los seres humanos en promedio conseguían pareja alrededor de los quince, por lo que cuando mucho pasaban emparejados entre quince y veinte años, pero en la actualidad la gente vive en promedio ochenta años, eso hace que se pase en pareja demasiado tiempo, la mayoría se casa al estar en sus veintes por lo que significaba una perspectiva de hasta sesenta años juntos, era demasiado para serle fiel a una sola persona. 

Claudia se quedó pensativa y Alex aprovechó para decirle que la regla más importante de todas era que no debía mezclar los sentimientos con el sexo. Parecía difícil, pero debía evitar a toda costa sentirse demasiado atraída o enamorada de uno de sus amantes porque eso podía terminar en lo que precisamente trataba de evitar. “El amor se deja en casa y sólo se lleva el cuerpo” le dijo Alex. Ella seguía pensativa. Lo miró a los ojos y le preguntó si estaría dispuesto a hacerlo con ella, Alex le respondió que eso estaba deseando desde que la vio en el restaurante, Claudia le confesó que ella lo había visto en la playa pero no estaba segura de que fuera él, por eso no le había hablado. Alex recordó a la mujer de la playa y nuevamente su miembro se endureció al recordar sus caderas visibles gracias al traje de baño, y le pareció que sería una magnífica noche. 



Entraron a la habitación de Alex y Claudia quedó sorprendida con la vista de la playa, era un paraíso el lugar y esa habitación era como un sueño. Claudia se sorprendió al sentir el contacto de Alex, él parecía frenético cuando la abrazó por la espalda al entrar en la habitación, llevó sus manos al pecho de ella y comenzó a deslizar su vestido hacia abajo, al quitárselo pudo contemplar ese hermoso cuerpo al que prácticamente arrancó el sostén y las bragas, ella estaba sorprendida de que él se comportara tan loco de deseo, Alex deslizó su pantalón hacia abajo con una mano y bajó hasta sus talones la truza, su pene se encontraba en un grado máximo de dureza, palpitante y rubicundo, ella lo sintió contra sus nalgas, dejando una estela húmeda por donde la tocaba. Las manos de Alex recorrían ansiosas los grandes pechos de ella mientras con su boca besaba el lóbulo de su oreja. Con su cuerpo la empujaba hacia la cama, ansioso por pasar a la acción. Claudia se encaminó al mueble con Alex pegado a su trasero, ella también estaba ansiosa por sentirlo dentro, aunque en la playa le sorprendió lo grande que parecía tener el pene, nunca se imaginó que terminaría contemplándolo y con él entre sus piernas. Al llegar al borde de la cama ella colocó sus rodillas sobre el colchón tratando de subir, Alex no la soltaba y subió junto con ella, su pene ya había localizado el objetivo que ambos querían, la entrada de la vagina de Claudia estaba húmeda como una selva tropical, lista para recibirlo. Él sin soltarla ni dejar de besar su cuello por la parte posterior, la penetró suavemente, sin embargo, Claudia a pesar de estar tan lubricada lo resintió un poco debido al tamaño del instrumento de Alex, él inició su movimiento poco a poco, mientras ella sentía que en cada embate le martilleaba de placer el cerebro. Alex se irguió y comenzó a empujar su ingle hacia el hermoso trasero de ella, empujando con el alma, tratando de no dejar un sólo milímetro de su miembro fuera de esa vagina, que además Claudia contraía esporádicamente causándole una mayor sensación de placer. Estaba feliz ya que de hecho estaba teniendo una de las mejores sesiones de sexo de su vida. Pensó que la mujer de Alex debía ser muy afortunada de tener semejante macho para ella, le pareció que lo mejor que había en el mundo era compartir a las parejas, se podía encontrar todo un mundo de posibilidades. Alex seguía martilleando su trasero, tenía a Claudia agarrada de la cintura y cada empujón sonaba como palmadas, no podía creer que estuviera fornicando a esa mujer tan hermosa, esa regia hembra, sabrosa y de formas exuberantes que lo volvían completamente loco. No quería terminar, deseaba seguir infinitamente, pero sabía que no tardaría mucho en eyacular si seguía a ese ritmo, detuvo su movimiento mientras Claudia hacía un mohín de desilusión, pero lo que hizo fue voltearla de espaldas sobre la cama y comenzó a besar sus pechos, obras maestras de la naturaleza. Siguió besando su abdomen nacarado y bajó hasta su sexo, el cual cubrió de besos para luego iniciar un recorrido con la punta de su lengua por cada una de sus estructuras, pasó por cada labio, por cada recoveco, al sentir el erguido clítoris le dedicó atención especial, primero con su lengua y luego lo tomó entre sus labios succionándolo suavemente mientras sentía como ella se retorcía de placer. Introdujo su dedo índice buscando la pared superior de su vagina, rozándola con su yema mientras con la lengua continuaba torturando al pequeño clítoris. Claudia gemía por la gran excitación que sentía, se aferró con ambas manos a la colcha que cubría su cama y tuvo uno de los orgasmos más intensos de su vida, durante varios minutos ella seguía retorciéndose sobre la cama mientras Alex continuaba trabajando alternadamente con su dedo y con su lengua. Él la contemplaba extasiado, sabía que era bueno y le encantaba practicar el sexo oral, todas las mujeres que había conocido deseaban más, una vez que él las trabajaba, y esta portentosa mujer debía ser suya por el resto de la semana, estaba seguro de que no se cansaría de ella. 







Ahora era turno de Claudia para demostrar sus habilidades, Tumbó a Alex sobre la cama mientras ella se agachaba para quedar al nivel adecuado, el pene de él aún continuaba palpitante ya que aunque moría de ganas de venirse, se había estado conteniendo milagrosamente. Claudia lo tomó con su mano en un movimiento suave y envolvente, aprisionándolo entre sus dedos mientras él respingaba un poco al contacto. Comenzó un movimiento de vaivén arriba abajo, descapullándolo lentamente, dejando su rojo glande a la vista, lustroso por la excitación, mientras Claudia se relamía sensualmente a la vista de aquella pieza de carne. Besó la punta quedando sus labios impregnados del fluido que lo cubría, al sentir esto Alex gimió levemente, luego Claudia pasó la punta de la lengua en un recorrido desde la base del escroto hasta la punta, suavemente como torturándolo, con su lengua ahora lamía el tronco, en todas las direcciones, poco a poco acercándose al glande, una vez que estuvo completamente húmedo introdujo solo el glande en su boca, presionándolo con los labios, permitió que entrara más mientras mantenía la presión haciendo que Alex se sintiera transportado a la gloria, lo apretaba con los labios de una manera que resultaba inusitadamente placentera, luego cambió la presión de los labios por un movimiento de succión, eso hizo que Alex ahogara un grito ya que jamás se imaginó que eso pudiera sentirse así. Alternaba la succión y la forma de apretar los labios volviendo loco al afortunado macho que sabía que ya no podría resistir más, e intentó separarla de su pene al sentir que era inminente que eyaculara, pero Claudia esperaba precisamente ese momento y comenzó a succionar más fuerte permitiendo el paso del pene de Alex casi hasta su garganta, Él comenzó a eyacular en la boca de Claudia que siguió haciendo el movimiento de succión además de mover su lengua trazando círculos sobre su pene, haciendo que por fin gritara en la cima del placer mientras la empujaba con las manos para tratar de que entrara aún más de su herramienta, aunque eso ya era imposible. Ella se recostó a su lado mientras que con el dorso de la mano se limpiaba los restos que quedaron después de deglutir gustosa el néctar que brotó de él, mientras Alex yacía a un lado. 



Claudia casi se quedaba dormida cuando de repente una agradable sensación en los pezones la reanimó, ellos eran besados y lamidos por Alex, poco a poco fueron tornándose duros ante la caricia que él realizaba, y así sentía nuevamente la excitación recorrer su cuerpo, notó que el pene de Alex estaba otra vez erecto, era impresionante su tamaño, ella nunca había visto uno así de grande y hacía un rato cuando la penetró sintió que le llegaba hasta las entrañas, incluso sentía un poco de miedo de que la fuera a lastimar, pero era riquísimo lo que le hacía, tanto que ya sentía escurrir sus jugos por la entrepierna. Alex vio que ella estaba lista y se aprestó a penetrarla nuevamente, tendida boca arriba le levantó las piernas y las colocó sobre sus hombros, colocó el glande en la entrada de su vagina y nuevamente empujó. Ella aguantó la sensación de dolor al principio sintiendo como se dilataban las paredes de su vagina, era una sensación a la vez terrible y a la vez maravillosa, al llegar al fondo Alex comenzó a moverse adentro y afuera mientras Claudia gemía de placer, después de unos minutos de intenso movimiento ella parecía estar lista para otro orgasmo, ambos llegaron al mismo tiempo de manera brutal, ella se retorcía como si la torturaran con choques eléctricos y él se tensaba tratando de empujar aún más adentro su enorme pene en ella. Al final ambos cayeron agotados y se durmieron esperanzados en que la semana apenas comenzaba...

15.- Fer

Hola amigos: Ya estamos de regreso con nuestras aventuras, hemos tenido intensas actividades que les queremos contar, esperamos no volver...